Fue tan solo una semana pero una semana muy intensa y feliz. Me sentí realmente acogida tanto por alumnos como por profesores y aprendí mucho, no solo de violín.

Absteniéndonos de la obviedad de que se trabaja y se aprende mucho es realmente una experiencia enriquecedora, en la que a parte de progresar instrumentalmente también hay un progreso personal en cada uno. Siempre oía a Farid (profesor y coordinador del curso) su famosa frase de: "primero se forma la persona, luego el músico y por último el violinista"; y fue en Lerma donde realmente comprendí que el orden de los factores importa y que no se puede ser buen músico ni violinista sin ser una persona que ha vivido, conocido, fallado y experimentado (evidentemente el proceso de formar a la persona nunca termina, ni tampoco el del músico y el del violinista, ahí también radica la belleza de esta idea).

Cuando hablo de experiencia enriquecedora también me refiero a que se cuidan muchos factores importantes en el ciclo de aprendizaje de un músico (a parte de las clases individuales diarias con el profesor en cuestión), con los dúos, los conciertos de artistas invitados (que se dedican profesionalmente a la música), las charlas y por supuesto los conciertos de clausura en los que representamos el trabajo hecho durante el curso frente a un público. 

Finalmente invito a todo aquel que se esté planteando apuntarse a este curso que no se lo piense dos veces, que sí o sí va a salir ganando de esta experiencia.

Carolina

 


Recuerdo llegar al Proyecto Mucical Villa de Lerma el primer dia con 15 años. Tenía miedo, ya que no conocía a nadie allí y dudaba en si iba a hacer amigos o no. Inmediatamente comprobé que no tenía nada de lo que preocuparme. Toda la gente que conocí allí me acogieron con gran cariño, incluyendo los profesores, y realmente se siente como una gran familia en la que todos se apoyan entre todos. Aunque hubiese que trabajar, siempre habia tiempo para descansar, dar paseos, ir a la piscina e incluso jugar a las cartas en el salon de la posada. El ambiente era de lo mas acogedor y agradable. El Proyecto Musical Villa de Lerma me dio la oportunidad de trabajar con profundidad mi instrumento, el violín, además de entrenar la habilidad de tocar junto con otros compañeros en duos o grupos de cámara. La semana se pasa rápida por lo mucho que se disfruta. El año pasado volví a ir al Proyecto Musical Villa de Lerma y la experiencia fue igual de inolvidable, algo que seguro recordaré toda la vida. No dudo en que repetiré mi estancia allí en repetidas ocasiones más.

Lucía Mas

 


El Proyecto Musical Villa de Lerma sin duda es único en su categoría de curso de música de verano, pues es mucho más que eso. He participado ya tres veces y no dejaré de ilusionarme como un niño pequeño, contando los días que quedan para que llegue la última semana de julio. El curso goza, entre muchas otras cosas, de la dirección artística de Farid Fasla, una persona con inquietudes artísticas e intelectuales enormes, y con una vocación por la pedagogía que le lleva a la necesidad de transmitírselas a los jóvenes participantes, siendo el resultado una semana de enriquecimiento personal en muchos o casi todos los sentidos, o por lo menos así lo he percibido yo.

Desde clases magistrales y conciertos de música de cámara con artistas invitados incluso de fuera de España, hasta ponencias de música contemporánea, pasando por los famosos dúos entre velas, que nos brindan la oportunidad de descubrir este género a veces injustamente olvidado y que tan bien se adecua al contexto de esta semana. Pero no solo eso… Cualquier conversación, rato libre en la piscina, paseo por el pueblo… todo ello me ha aportado enormemente y lo recuerdo con mucho cariño y nostalgia, y estoy enormemente agradecido a toda la gente que año tras año lo hacen posible. 

José Medrano


Lerma forma parte de mis mejores recuerdos de verano. Estuve rodeada de gente estupenda, en un ambiente de trabajo en donde conectas con tu instrumento de una forma distinta. Todo formó parte de la experiencia; las tardes en la piscina, las comidas entre amigos, las clases, las sesiones de estudio con vista al río, el albergue donde resonaban carcajadas de risas por la noche, los conciertos entre velas, las excursiones nocturnas y las charlas entretenidas entre músicos donde debatíamos temas filosóficos. Llevo aquellos días siempre en mi memoria ya que no solo crecí como músico sino también como persona. El curso estuvo lleno de toda la magia del verano y de anécdotas que recordaremos con una sonrisa. Estaré siempre agradecida de haber vivido esos días donde fui realmente feliz.

Valentina


Ésta fue mi primera vez en el Proyecto Musical Villa de Lerma, y como siempre que una persona va por primera vez a un sitio, fui bastante nerviosa esperando ver qué depararía esa semana. Poco duraron los nervios cuando al conocer a toda la gente implicada en el proyecto, aquello se sentía como una gran familia. Una semana bastante intensa entre clases, ensayos, charlas nocturnas, paseos, muy buenos momentos y un entorno espectacular. Me siento muy afortunada de haber podido compartir esta experiencia con unos compañeros geniales y con unos profesores que con su magnífico trabajo, además de enseñarnos, han hecho que disfrutemos al máximo haciendo música juntos. Sin duda una muy bonita experiencia para repetir.

N. N. E.


Como cada año, nuestro paso por el Proyecto Musical Villa de Lerma ha sido inolvidable: hemos disfrutado de predicciones matutinas, debates nocturnos, ensayos al aire libre y hasta altas horas de la madrugada, dúos entre velas... Compartiendo momentos maravillosos con personas espectaculares a las que, una vez más, doy las gracias, pero por encima de todo hemos disfrutado de la música que nos une. Y, cómo no, mejorado notablemente como violinistas y violonchelistas gracias al trabajo con los profesores. ¡La semana ideal para cualquier músico!

I. Alot


Un año más, Lerma ha sido inolvidable: los baños en el río, las noches de charla, ensayos nocturnos, pelis de miedo, conversaciones filosóficas, paseos por el pueblo, visitas a sitios misteriosos, sesiones de fotos, improvisaciones a la luz de la luna, estudiar en medio del campo con nuestras queridísimas amigas las moscas, las comilonas de Pilar en el albergue y, cómo no, las famosas imitaciones. Todo esto nos aguarda cada año para vivir una experiencia que nos transforma día a día en mejores intérpretes.

La pitonisa (alumna de violín)


Todos los veranos, este entrañable pueblo vive una semana muy especial llena de momentos inolvidables. Yo estoy muy feliz de haber formado parte de ella durante estos dos últimos años. Cada uno de ellos ha sido una experiencia única en la que he recibido consejos de extraordinarios profesores, he hecho nuevas amistades y he participado en actividades maravillosas. Siempre hubo un ambiente estupendo, tanto a la hora de trabajar como en los momentos de diversión; y nunca olvidaré las noches mágicas que seguían a esos días tan intensos.

Sin duda, este proyecto me ha hecho aprender mucho, no solo musicalmente, y me encantará volver a disfrutar estos días cada verano. 

Nuria


Mi primer curso en Lerma, en julio del 2012, fue increíble. Jamás olvidare aquel verano. Nunca había recibido unas masterclass y no podía suponer que iba a descubrir algo que no había imaginado nunca. A partir de ahí quise ser violinista.

Lucía G.


Mi experiencia en el Proyecto Musical Villa de Lerma me hizo crecer como persona, pero sobre todo como músico. Todos los participantes del curso (profesores, alumnos...) terminamos formando una pequeña gran familia. Sin duda repetiría esta experiencia verano tras verano.

María Rospigliosi Doral


He participado en tres ediciones del Proyecto Musical Villa de Lerma. He aprendido cosas que durante el año no me dicen y no veo en mi conservatorio. Este año volveré a ir, aunque han comenzado mis estudios superiores de violín y mi vida ha cambiado algo. El espíritu de estas clases magistrales siempre estará presente en mí.

Ana B.


Fui a este curso el verano pasado motivada por el profesorado. Nunca había ido a Lerma y cuando llegué estaba un poco perdida ya que no conocía a nadie. Sin embargo, enseguida me sentí como en casa: los profesores eran realmente cercanos, el ambiente era muy bueno y se podía trabajar a gusto.

Este curso me ha aportado mucho, tanto a nivel musical como personal. Gracias a todos por hacerlo posible.

Celia Sarasa


Hace unos días me pidieron "un pequeño gran favor" (así se titulaba el e-mail). Ese pequeño favor consistía en hacer un escrito explicando mi experiencia en el curso de Lerma. Era imposible negarse porque nada más recibir el e-mail empezaron a venirme a la cabeza tantos y tantos momentos vividos...

Empezaré por hablar del ambiente, de la gente, no solamente del curso sino también la del pueblo, que siempre nos ha recibido y acogido con los brazos abiertos, poniendo a nuestra disposición todo tipo de facilidades y comodidades, desde salas de conciertos de gran calidad a una agradable y bonita estancia en una casa rural en medio de la naturaleza. 

La iniciativa y esfuerzo por parte de los profesores-organizadores del curso para hacer de este encuentro unas vacaciones musicales en las que no faltan las actividades musicales y lúdicas es admirable. ¡No existen momentos para el aburrimiento en Lerma! La velada de la viola en la que se da la oportunidad a los alumnos de violín de experimentar con este instrumento tan similar al suyo, los conciertos de dúos, la música de cámara, la piscina (a dos pasos de la casa rural) y muchas otras actividades improvisadas, pero no por ello menos divertidas, como las fiestas de disfraces, hacen de esta experiencia algo inolvidable, tanto para grandes como para pequeños.

No puedo dejar de hablar del seguimiento que hacen los profesores y de la buena relación que existe con ellos. Y por supuesto, de todas las amistades que se hacen en un curso como este y todo lo que se mejora instrumentalmente hablando y también como persona, ya que aprender a trabajar en equipo, a convivir con otras personas veinticuatro horas al día y a compartir.

Recuerdos imborrables grabados en mi corazón...como la dulce música del discurrir de aquel río...cerca de aquel bello molino....como las sentidas notas de aquellas violas, violonchelos y violines...como aquellas divertidas risas y el sonido de aquellos árboles movidos por el viento nocturno de aquel féliz y caluroso verano en Lerma.

A.


El curso de Lerma fue una experiencia que me marcó mucho, tanto la primera como la segunda vez. Durante el mismo encontramos nuevas amistades, con las que al mismo tiempo pudimos compartir la música y divertirnos juntos.

Cuando no había clases, en el albergue-molino donde nos alojábamos se respiraba un ambiento de trabajo y uno se sentía como si formase parte de una gran familia. Para mí, ambas ediciones del curso fueron muy enriquecedoras y no dudaría en repetir esta experiencia.

Guillermo


Este curso ha sido diferente a otros por el ambiente que era muy familiar y entrañable, y por unos profesores muy entregados, con los que se podía aprender en cualquier lugar y en cualquier momento. Muy buen nivel de alumnado, ha sido una experiencia inolvidable.

Laura



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